Los minerales cuyos niveles (déficit o exceso) influyen a la hora de producir problemas musculares son el magnesio, el calcio, el sodio y el potasio.

El magnesio es un nutriente esencial que debe ingerirse a diario debido a que el cuerpo no puede producirlo por sí mismo.

En el cuerpo de una persona adulta hay entre 20 y 30 gramos de magnesio. El 60 % se almacena en el esqueleto y el 30 % en los músculos.

La realización de esfuerzos cuando el termómetro sube conlleva una importante pérdida de magnesio por parte del cuerpo. Y ahí no queda la cosa, ya que, con el sudor, la eliminación de agua es un hecho.

El magnesio es la contraparte natural del calcio y puede así contribuir a la relajación de la musculatura.

Ello implica que la relación del magnesio y el calcio se transforma por completo. Así, el nivel de calcio aumenta mientras disminuye el nivel de magnesio y esta circunstancia es la que provoca los calambres musculares.

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