¿Te acuerdas del CD, el DVD, el Blue-ray?
Conocí a un amigo en el instituto que tenía incluso un mini-disc, una especie de CD pequeño, y que aseguraba que aquello era el futuro.
Bueno. Parece que no acertó.
Aparentemente, todos aquellos discos eran lo mismo: contenían un programa, una peli o un videojuego. Información.
Pero cada formato era único. No servía cualquier reproductor. Solo el reproductor adecuado podía leer el contenido.
A nuestro cuerpo le pasa algo parecido con según qué sustancias. Hay algunas que no “sabe leer” tan bien como otras.
Sustancias que, en determinado formato, no se asimilan bien e incluso producen efectos secundarios indeseados.
Mira el caso del magnesio, por ejemplo:
En función del transportador con el que se acompañe, puede tener unos efectos u otros.
Así lo recoge un estudio que evalúa la incidencia de la diarrea para diferentes formas de magnesio.
Por ejemplo, si se consumen 400 g en forma de óxido de magnesio durante 28 días, el 47% de los pacientes habrá desarrollado diarrea.
Hay formatos todavía peores.
En las mismas dosis y tiempo (400g diarios durante 28 días) el cloruro de potasio puede provocar un efecto laxante al 76% de los pacientes. Y el sulfato de magnesio ¡¡¡un 96%!!!
Imagínate que quieres tomar magnesio, y compras sulfato de magnesio en la herboristería de la esquina y que acabes suscrito al Fortasec.
Afortunadamente, hay otros transportadores que resultan prácticamente inmunes para el aparato digestivo. Por ejemplo el glicerofosfato de magnesio.
Esta es una de las 3 fórmulas de magnesio que contienen nuestras cápsulas de magnesio. Y no es casual. Porque el objetivo de un complemento alimenticio es que penetre con facilidad a diferentes tipos de tejidos, incluyendo la barrera intestinal. Es decir, que no produzcan diarrea.
Si buscas un complemento extra de energía pero no quieres acabar con tus existencias del papel higiénico, tal vez esto es lo que puedes tomar:
A no ser que tengas acciones en Scottex, me lo agradecerás
Que pases un gran día.
Lidia Peinado.