Es ya conocido por todos que la calidad de la sanidad pública depende de la provincia en la que vivas, y esto a pesar de que nuestra sanidad está entre las seis mejores de toda Europa. Nos preguntaremos entonces, ¿a qué se debe esto?, la respuesta es igual de sencilla y esto se debe a los famosos recortes, que han conseguido que el tiempo que tengas que estar en lista de espera, o incluso las coberturas de las que puedas disfrutar como paciente, dependan totalmente de la comunidad autónoma en la que estés empadronado. Otro factor igual de serio y con devastadoras consecuencias está siendo la privatización y la creciente externalización de los servicios sanitarios, al igual que el hecho de que los profesionales nuevos que se van incorporando al sector están optando directamente por estudios no oficiales, como los Cursos de enfermería, frente a los estudios oficiales.
Ya independientemente del color político de las acciones tomadas o no, la crisis económica ha conseguido mermar los presupuestos destinados a sanidad de forma indiscutible, y a consecuencia de esto, la reducción del número de camas libres en la mayor parte de los hospitales públicos es comúnmente conocida, y aun mas, en estas fechas de verano, en la que se reduce a la mitad el número de operativos, de personal sanitario, en la mayoría de los hospitales del país.
También, como si no fuese suficiente hay cada año un número mayor de fármacos excluidos que antes eran sufragados por nuestro querido sistema.
Las listas de espera, como comentábamos, son las grandes afectadas por tanto recorte, y esto se nota especialmente en ginecología y oftalmología.
Tengamos en cuenta que además hay una relación directa entre que las prestaciones médicas disminuyan, y el aumento de las enfermedades. Patologías como la depresión encuentran en esta situación de desempleo masivo de la población un perfecto caldo de cultivo, proliferando así problemas tales como las drogodependencias y el alcoholismo.
Por si todo esto fuera poco, el coste que tiene el que caigamos enfermos también se ha incrementado por simplemente el aumento del IVA en la mayoría de los productos sanitarios, el aparato instrumental sanitario, los equipos médicos, los productos farmacéuticos en sí, y los intermediarios en la elaboración de medicamentos. A esta drástica regularización del IVA respecto a la media europea, hay que sumarle, el famoso “copago” que se ve aplicado según qué comunidad autónoma,… algo que afecta especialmente a la tercera edad, por ser el sector más vulnerable económica y médicamente hablando.
Por lo tanto, coincidiremos todos en que la reforma sanitaria a día de hoy debería ser nuestra primera prioridad social, estar en el top ten de cualquier programa político, y de cualquier interés ciudadano.