Los lípidos polinsaturados omega-6 y omega-3 constituyen componentes esenciales de la dieta. Los patrones dietéticos con elevado consumo en omega-6 se han asociado con un mayor riesgo de cáncer de mama.
La ingesta de omega-3 parece tener un efecto protector al estar involucrado en mecanismos biológicos que favorecen la inhibición de la carcinogénesis mamaria. Los ácidos grasos omega-6 pueden actuar como inhibidores competitivos de los omega-3 en el metabolismo lipídico y, de esta forma, podrían inhibir los efectos antinflamatorios y citoprotectores de los omega-3.
Dicha hipótesis indicaría la importancia de mantener una razón n-3/n-6 adecuada para la prevención del cáncer de mama. Este hecho contrasta con el elevado consumo de ácidos grasos polinsaturados omega-6 en los países occidentales. Actualmente, la evidencia científica acumulada es suficiente para proponer políticas públicas en relación con el consumo y tipo de lípidos presentes en la dieta para disminuir el riesgo de cáncer de mama. Leer artículo completo
AVISO IMPORTANTE: La información proporcionada no sustituye el asesoramiento médico. Si padece algún problema de salud, busque el apoyo y la orientación de un profesional de la salud debidamente cualificado y con experiencia. Los complementos alimenticios no son sustitutos de una dieta sana y variada o un estilo de vida saludable.