No cabe la más mínima duda de que el Omega-3 es el ácido graso más famoso hoy en día. Muchas compañías de alimentación lo utilizan para mejorar sus ventas. Vamos a ver las características y propiedades.
ACTUACIÓN
Ácidos grasos Omega-3 y Omega-6
Los ácidos grasos poliinsaturados son parte de un grupo de nutrientes esenciales. Consisten en dos grandes grupos: los ácidos grasos omega-3 (ácido alfa-linolénico (ALA) y los metabolitos formados a partir de éste, tales como EPA y DHA) y los ácidos grasos omega-6 (ácido linolénico y sus metabolitos como el ácido araquidónico y GLA).
La dieta actual contiene (más) suficientes ácidos grasos omega-6 (ácido linolénico de los aceites y grasas de origen vegetal, y ácido araquidónico de la carne), mientras que, por el contrario, el consumo de ácidos grasos omega-3 (ALA de aceite de linaza y aceite de canola, EPA y DHA de los pescados grasos, mariscos o algas) es insuficiente.
La relación entre los ácidos grasos omega-6 y omega-3 en la dieta occidental es aproximadamente 15-25 :1, mientras que una proporción ideal sería aproximadamente 5 :01 – 1 :01. Esta relación tan alta entre los ácidos grasos omega-6 y omega-3 en nuestra dieta conduce a, entre otros problemas, inflamaciones y se asocia con muchas enfermedades crónicas.
La enzima delta-6 desaturasa regula tanto la conversión de ácido linolénico en DGLA y la conversión de ALA, en última instancia, en EPA. Cuando hay un exceso de ácido linolénico, desaparece casi por completo la delta-6 desaturasa disponible para la conversión de ALA. Además de esto, la enzima funciona muy lentamente y es inhibida por todo tipo de factores dietéticos (incluyendo ácidos grasos trans, grasas saturadas, alcohol, deficiencias de zinc, magnesio, vitamina C, vitamina B3 y/o vitamina B6) y factores metabólicos (la píldora anticonceptiva, hipercolesterolemia, resistencia a la insulina, ciertos medicamentos). Por lo tanto, se plantea la cuestión de si el consumo de ALA conduce a un aumento suficiente en los niveles de EPA (ácido eicosapentaenoico) y DHA (ácido docosahexaenoico).
EPA y DHA son esenciales
Inicialmente se suponía que sólo los precursores de ácido alfa-linolénico (series del omega-3) y ácido linolénico (series del omega-6) eran esenciales para el ser humano, ya que tenemos enzimas (desaturasas, elongasas) que pueden metabolizar estos ácidos grasos.
Sin embargo, un gran número de estudios han revelado que la conversión de ALA en EPA y DHA (y ácido linolénico a GLA) es muy ineficiente en los seres humanos. Sólo del 0,3% al 8% de ALA se convierte en EPA y no más de 0,5 – 1% en DHA, incluso bajo condiciones óptimas. Por lo tanto, los científicos creen que EPA y DHA tienen que ser vistos como los ácidos grasos esenciales y que el consumo de sólo ALA (aceite de linaza y otras fuentes de origen vegetal) es inadecuada para un buen estado de ácidos grasos omega-3.
Los suplementos que contienen EPA y DHA
Al proporcionar suplementos de aceite de pescado que contienen EPA y DHA, es preferible tomar EPA y DHA en forma de triglicéridos (la forma natural en los alimentos) y no como ésteres de etilo. Al margen de los efectos tóxicos potenciales, los ésteres etílicos de DHA y EPA son menos estables, se oxidan más rápidamente y se digieren y absorben menos, especialmente si se toman durante una comida que contenga pocas grasas. Los estudios han revelado que la disponibilidad biológica de DHA y EPA a partir de triglicéridos es de hasta un 70% mayor que el de los ésteres etílicos.
Además, es bueno optar por el aceite de pescado en forma de emulsión. EPA y DHA son absorbidos significativamente más rápido y fácilmente a partir de un aceite de pescado emulsionado que de un aceite de pescado ordinario. Por otra parte, el aceite de pescado emulsionado se tolera mejor. El aceite de pescado tiene que ser purificado para eliminar los contaminantes dañinos (metales pesados, dioxinas, PCB) y contener antioxidantes suficientes (tocoferoles mixtos) para evitar la oxidación
Efectos del DHA y EPA
Los ácidos grasos de cadena larga omega-3 (DHA y EPA):
Los ácidos grasos poliinsaturados son parte de un grupo de nutrientes esenciales. Consisten en dos grandes grupos: los ácidos grasos omega-3 (ácido alfa-linolénico (ALA) y los metabolitos formados a partir de éste, tales como EPA y DHA) y los ácidos grasos omega-6 (ácido linolénico y sus metabolitos como el ácido araquidónico y GLA).
La dieta actual contiene (más) suficientes ácidos grasos omega-6 (ácido linolénico de los aceites y grasas de origen vegetal, y ácido araquidónico de la carne), mientras que, por el contrario, el consumo de ácidos grasos omega-3 (ALA de aceite de linaza y aceite de canola, EPA y DHA de los pescados grasos, mariscos o algas) es insuficiente.
La relación entre los ácidos grasos omega-6 y omega-3 en la dieta occidental es aproximadamente 15-25 :1, mientras que una proporción ideal sería aproximadamente 5 :01 – 1 :01. Esta relación tan alta entre los ácidos grasos omega-6 y omega-3 en nuestra dieta conduce a, entre otros problemas, inflamaciones y se asocia con muchas enfermedades crónicas.
La enzima delta-6 desaturasa regula tanto la conversión de ácido linolénico en DGLA y la conversión de ALA, en última instancia, en EPA. Cuando hay un exceso de ácido linolénico, desaparece casi por completo la delta-6 desaturasa disponible para la conversión de ALA. Además de esto, la enzima funciona muy lentamente y es inhibida por todo tipo de factores dietéticos (incluyendo ácidos grasos trans, grasas saturadas, alcohol, deficiencias de zinc, magnesio, vitamina C, vitamina B3 y/o vitamina B6) y factores metabólicos (la píldora anticonceptiva, hipercolesterolemia, resistencia a la insulina, ciertos medicamentos). Por lo tanto, se plantea la cuestión de si el consumo de ALA conduce a un aumento suficiente en los niveles de EPA (ácido eicosapentaenoico) y DHA (ácido docosahexaenoico).
EPA y DHA son esenciales
Inicialmente se suponía que sólo los precursores de ácido alfa-linolénico (series del omega-3) y ácido linolénico (series del omega-6) eran esenciales para el ser humano, ya que tenemos enzimas (desaturasas, elongasas) que pueden metabolizar estos ácidos grasos.
Sin embargo, un gran número de estudios han revelado que la conversión de ALA en EPA y DHA (y ácido linolénico a GLA) es muy ineficiente en los seres humanos. Sólo del 0,3% al 8% de ALA se convierte en EPA y no más de 0,5 – 1% en DHA, incluso bajo condiciones óptimas. Por lo tanto, los científicos creen que EPA y DHA tienen que ser vistos como los ácidos grasos esenciales y que el consumo de sólo ALA (aceite de linaza y otras fuentes de origen vegetal) es inadecuada para un buen estado de ácidos grasos omega-3.
Los suplementos que contienen EPA y DHA
Al proporcionar suplementos de aceite de pescado que contienen EPA y DHA, es preferible tomar EPA y DHA en forma de triglicéridos (la forma natural en los alimentos) y no como ésteres de etilo. Al margen de los efectos tóxicos potenciales, los ésteres etílicos de DHA y EPA son menos estables, se oxidan más rápidamente y se digieren y absorben menos, especialmente si se toman durante una comida que contenga pocas grasas. Los estudios han revelado que la disponibilidad biológica de DHA y EPA a partir de triglicéridos es de hasta un 70% mayor que el de los ésteres etílicos.
Además, es bueno optar por el aceite de pescado en forma de emulsión. EPA y DHA son absorbidos significativamente más rápido y fácilmente a partir de un aceite de pescado emulsionado que de un aceite de pescado ordinario. Por otra parte, el aceite de pescado emulsionado se tolera mejor. El aceite de pescado tiene que ser purificado para eliminar los contaminantes dañinos (metales pesados, dioxinas, PCB) y contener antioxidantes suficientes (tocoferoles mixtos) para evitar la oxidación
Efectos del DHA y EPA
Los ácidos grasos de cadena larga omega-3 (DHA y EPA):
- Juegan un papel importante en la estructura (capa doble de fosfolípidos) y la función de las membranas celulares e intracelulares
- Regulan la expresión genética y son importantes para la transferencia de señales en las células
- Regulan la división celular, la diferenciación celular y la apoptosis de las células
- Regulan el sistema inmunológico
- Son precursores de eicosanoides, docosanoides, lipoxinas, resolvinas, protectinas y maresins con actividad anti-inflamatoria (e inhiben eicosanoides a partir del ácido araquidónico, que son los que conducen a la inflamación, la trombosis y la obstrucción vascular)
- Son precursores de neuroprotectinas y resolvinas en el tejido nervioso, que combaten el dolor, incluyendo el dolor causado por inflamación
- En el cerebro, tienen un efecto positivo en el estado de ánimo, el comportamiento y la capacidad mental (DHA y EPA), y son esenciales para el buen desarrollo neurológico y visual durante la fase prenatal y neonatal (especialmente el DHA)
- Cambian la síntesis de adipocina en el tejido adiposo, con una disminución en adipoquinas que son las que llevan a la resistencia a la insulina, la inflamación y la aterosclerosis y un aumento en adipoquinas de protección, tales como la adiponectina.
- Inhiben la aterosclerosis, mejoran la función endotelial, reducen la rigidez arterial, reducen el ritmo cardíaco, combaten la trombosis, reducen los niveles de triglicéridos y de colesterol aterogénico LDL y aumenta los niveles de colesterol HDL
- En combinación con entrenamientos de resistencia, fortalecen el sistema neuromuscular en los ancianos, con un aumento de la fuerza muscular y la capacidad funcional.
INDICACIONES
- Enfermedades cardiovasculares (arteriosclerosis, enfermedad de la arteria coronaria, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, cardiopatía, hipertensión arterial, trastornos del ritmo cardíaco, insuficiencia cardiaca)
- Trastornos psiquiátricos (esquizofrenia, depresión, depresión post –parto, trastorno bipolar, depresión del invierno, trastornos de ansiedad, trastorno límite de la personalidad, agresión)
- Estrés psicológico
- Trastornos neurocognitivos en niños (ADD, TDAH, autismo, dislexia, dispraxia)
- Prevención del deterioro cognitivo
- Enfermedades neurodegenerativas (esclerosis múltiple, enfermedad de Parkinson, enfermedad de Alzheimer)
- Embarazo y crecimiento de los bebés y niños pequeños (especialmente DHA)
- Enfermedades de la piel (psoriasis, neurodermatitis, eczema atópico, acné común)
- Enfermedades reumáticas (artrosis, enfermedad de Bechterew, artritis reumatoide)
- Dolor de cuello crónico inespecífico y dolor de espalda baja
- Osteoporosis (prevención)
- Mejora de la fuerza muscular en ancianos (en combinación con entrenamiento de resistencia)
- Trastornos intestinales inflamatorios crónicos (enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa)
- EPOC (asma, bronquitis, enfisema)
- Alergias
- Enfermedades autoinmunes
- Resistencia reducida
- Síndrome premenstrual (SPM)
- Sofocos de la menopausia
- Hipertigliceridemia
- Síndrome metabólico, (prevención) de la diabetes tipo 2
- Obesidad
- Enfermedad del hígado graso no alcohólico
- Cicatrización de heridas
- Periodontitis crónica
- Anemia de células falciformes
- Prevención de la degeneración macular relacionada con la edad.
CONTRAINDICACIONES
En las dosis prescritas, no se conocen contraindicaciones.
EFECTOS SECUNDARIOS
A parte del efecto sobre la coagulación, como se indica en virtud de interacciones, existe el riesgo de diarrea, náuseas y eructos, especialmente cuando se toman altas dosis de aceite de pescado (más de 5 gramos de EPA + DHA al día).
INTERACCIONES
Debido a que los ácidos grasos omega-3 son capaces de inhibir la coagulación de la sangre, una deficiencia de vitamina K se puede ver en pacientes que usan anticoagulantes o que utilizan otros medicamentos que inhiben la coagulación sanguínea (aspirina), y se pueden producir hemorragias internas cuando se toman dosis altas de ácidos grasos omega-3 (más de 5 gramos de EPA + DHA). En estos casos, se recomienda que se ajuste la dosis. Los efectos máximos con ácidos grasos omega-3 en la coagulación se alcanzan después de 6 semanas de tratamiento. Son posibles otras interacciones con medicamentos convencionales o naturales. Consulte a un experto.